Vélocio



Vélocio es un apodo originado en las palabras velocité (velocidad) y vélo (bicicleta), y es como se llamaba un señor cuya existencia ignoraba hasta hoy, lamentable ignorancia de la que me ha sacado el de la bici, donde podéis debéis leer la historia completa (para animaros a hacerlo, sabed que este buen señor inventó el cambio de piñones - por un pique - y acuñó el término cicloturista, entre otras cosas).

Y aunque hasta ayer ignoraba su existencia, ya hoy declaro profesar su credo:

“La bicicleta no es sólo una herramienta de transporte, sino también un medio de emancipación, un arma de liberación. Libera el espíritu y el cuerpo de las inquietudes morales, de las enfermedades físicas de la existencia moderna, de la ostentación, de la convención, de la hipocresía – dónde la apariencia lo es todo, donde parecemos, pero no somos nada –.”

“Después de un largo día en mi bicicleta, me siento fresco, limpio, purificado. Siento que he establecido contacto con mi entorno y que estoy en paz. En días así estoy impregnado de un profundo agradecimiento por mi bicicleta. Incluso si no me divirtiera pedaleando, aún así lo haría por conseguir la paz en mi mente. ¡Qué maravilloso tónico es estar expuesto a luz brillante del sol, a la lluvia, al asfixiante polvo, a las gotas de niebla, al aire rígido, a los vientos que te castigan!"

Tengo que mirar dos veces la foto para asegurarme de que estas cosas fueron escritas hace un siglo...