Peñaflor, elfos y cacos

Hoy las bicis nos han llevado hasta una zona con mucha "solera campestre" de los alredores de Zaragoza: el vedado de Peñaflor. ¡Qué tiempos aquellos en los que uno disfrutaba de sus vacaciones y fines de semana sin necesidad de recorrer cientos o miles de kilómetros! Aunque "aquellos tiempos" tendrán que volver, antes o después, si no ved esto.

La excursión la organizaba el CAU, y como era muy ligera nos hemos acercado hasta allí también en bici, ahorrando algo de tiempo y pasando por algunos sitios interesantes como (el entorno de) la Cartuja de Aula Dei (lugar donde creo que hay unos lunáticos encerrados), que es también parte de las rutas de Goya:

Cartuja de Aula Dei

o los escarpes del Gállego (nosequé del Cuervo, creo, como guía turístico ya véis que no tengo precio, vamos, que ni regalao):

Río Gállego (que significa "que viene de las Galias")

Peñaflor es un barrio rural que conserva casi toda su ruralidad, no como Montañana, más cerca de Zaragoza, donde no estaría de más que la seguridad social subvencionase la operación para extriparse el olfato...
La ruralidad aragonesa es algo minimalista (¿No tienes nada? ¿Eres pobre? No, yo soy... minimalista - que diría Riki López), pero es lo que es, y tiene su encanto y su sentido. Menos mal que es muy extensa, si no acabaríamos hormigonándola a base de expos y ferias de hortericultura.

Iglesia mudéjar de Peñaflor (s. XVI)

Lo que es la ruta, transcurría por una zona de estepa (límite de los Monegros) con algunos pinares, en general llana, aunque con algún repecho que nos permitía elevarnos con respecto al entorno y contemplarlo.

Llaneando, con el valle del Gállego detrás

Panorámica desde "las alturas", al fondo la sierra de Alcubierre

Como podía echarse a llover (al final ha chispeado) he probado otra prenda élfica: un cubrepantalones impermeable pero transpirable (150 g), fantástico porque resulta que por el "efecto capas" abriga bastante las piernas, que es la (¿única?) forma de no tener frío en los pies.

Para despedirme, quería contar que el otro día intentaron robar la bici de mi hija, con el resultado de que le fastidiaron el candado y no se podía abrir. Tras algunas peripecias que obviaré, cortaron la sirga los bomberos (no reconocí a ninguno del calendario, pero es que iban muy vestidos). La policía local, que fue quien llamó a los bomberos, me dió a entender, confirmando mis sospechas, que lo que tenía que haber hecho es "robarme a mí mismo la bici" en lugar de llamarles (¡qué fastidio!). No me supieron contestar cuando les pregunté qué hubieran hecho de haberme visto forcejeando con la sirga (no tengo una cizalla, ni otras herramientas, del tamaño de las de los bomberos...)

Tierra de gigantes

Hace un par de veranos me uní con mis hijos mayores a la marcha nocturna en defensa de la estepa sur de Zaragoza, que organiza sobre todo esta gente.

Se empieza a andar por la tarde, y se sigue hasta altas horas de la noche.

Me gustó el sitio, que además es parte de los "senderos de Goya" (aquel famoso pintor iba y venía por aquí desde su Fuendetodos natal). Así que, aprovechando que está más o menos balizado y cuajado de pistas, nos hemos ido un poco a la aventura, sin destino fijo del todo, a pedalear por esa zona, para escapar de la niebla del valle.

Casi al principio de la subida, si no me hubiera dado pereza, hubiera hecho una foto que se habría llamado "gorilas en la niebla". Esa os la tendréis que imaginar (siluetas de ciclistas escalando el puerto, recortadas y apenas desvaneciéndose en la niebla, con el sol en frente abriéndose paso con dificultad).

Vista de la niebla del valle desde el borde de La Plana.

La subida, empezando en la fría niebla y luego con el sol, y el esfuerzo, me ha servido para certificar la calidad de la ropa élfica que he conseguido en las compras compulsivas de estos días: una camiseta altamente transpirable y ligeramente térmica (y nada olorosa), una chaqueta ultraligera de Primaloft (350 g, y se puede guardar dentro de su propio bolsillo), que retiene el calor como la pluma, transpira, no pierde propiedades con la humedad, es cortavientos y puede aguantar un poco de lluvia, y un chubasquero-cortavientos aún más ligero y también transpirable como cubierta exterior. Parece que no llevas nada, pero estás perfectamente abrigado y seco, y sólo tienes que jugar un poco con las cremalleras si sube la temperatura exterior o el esfuerzo.

Una vez arriba, nos encontramos con una amplia planicie poblada por centenares de gigantes que agitan sus brazos casi sin cesar.

Unos pocos de esos gigantes en Ebrólica.

También hemos visto algunos "amantes" de la naturaleza (pero de esos que maltratan a sus queridas, concretamente esquadrones de la muerte - cazadores sobre quads - qué penica).

Y, después de un bocata y descanso, hemos bajado hacia Valmadrid. Ay. Arriba había barro, pero en esta bajada era el acabóse. Después de un rato pedaleando con todas mis fuerzas ¡cuesta abajo! se me ha clavado la bici, que ha quedado en este estado-croqueta:

RociclanTT empanada.

Claro que uno de mis compis, que es un 2x2, ha tenido que bajarse de la bici mucho antes. Hemos tenido que salir por pies.

Las bicis se han plantado y han dicho: "ahora yo encima".

Al cabo de un rato hemos podido volver a montar y hemos llegado a Valmadrid, donde hemos limpiado las bicis, tomando unas cervezas al solecito, antes de regresar vía La Cartuja y el Canal Imperial, por asfalto. No estábamos para bromas. Y las bicis, al menos la mía, menos, con una "música" en la transmisión que espero que la ducha y engrase en casa hayan curado definitivamente. Mi cansancio lo ha curado una siesta, que, con las cervezas, y unos pocos estiramientos (¡pero no tantos!), viene a ser mi "rutina de ejercicios" de después...

Suma y sigue...

Ya sé que dije que no iba a seguir dando la brasa anunciando el goteo de nuevos ciclistas a mi alrededor...

Pero es que si el otro día comentaba el caso de un compañero que ronda los 60 y que recientemente se pasó a la bici gracias, en su caso, a las bicis eléctricas y las ciclovías, desde hoy tengo otro más, en su caso principalmente para llegar a los 60 (aparca el ciclomotor, después de tres atropellos).

Y también hoy, a la salida del cole de mi hija he charlado con su profesora, que es una Joya, así, con mayúsculas. En la charla nos felicita por ¿nuestro valor? y asegura que ella no va al cole en bici porque le da miedo y tiene mal trayecto. Así que no puedo evitarlo y le pregunto que donde vive, le sugiero un trayecto "alternativo" (y muy turístico) ... y ya se lo está pensando. Se despide diciendo que a ver cómo organizamos una actividad en bici con los niños de la clase. ¿No os decía que es una Joya?

Para acabar, conversando con el nuevo compañero ciclista urbano (que me vino a consultar un par de veces), me entero de que un conocido mutuo, bicicletero de toda la vida y Bromptonero reciente, va a trabajar en bici a Pla-Za, uno de esos polígonos "a los que sólo se puede ir en coche". Me alegro un montón de ver que alguien hace una de las primeras cosas que escribí.

Vuelta a empezar

Dos años después he vuelto al lugar donde tomé la foto de la cabecera, que he repetido:


Como véis, este año había mucha más nieve, de hecho la pista por la que suelo subir en bici estaba bajo palmos de nieve, en los que nosotros abrimos huella en esta ocasión (¡qué gozada!):


El destino de la excursión es el mirador de Ziarrazils, sobre Ordesa, en el Meridiano Cero (seguramente el punto más hermoso de todo el Meridiano, opino), que estaba repleto de nieve hasta el borde, mucho cuidadito en la bajada por las escaleras, no vayamos a dar el gran salto...


El punto de partida, de esta y otras excuriones fantásticas, y lugar ideal para tirarse con el trineo, es Cuello Arenas y Plano Tripals, también conocido con el engañoso nombre de "Pistas de Esquí de Fondo de Fanlo". Hace años que aquí sólo se esquía de travesía, o se anda con raquetas. Este año igual se puede hacer fondo algún día, pero no es seguro. En cualquier caso el sitio es muy recomendable, aunque con una accesibilidad... digamos que incierta.

Fuimos los últimos en marcharnos (en todo el día no subieron más de veinte coches). La luz que nos despidió era mágica:


Aparte de esta salida, que hicimos el día 4, estas vacaciones no ha habido ni bici ni más excursiones. Algo de trabajo, y mucha lectura. Me he terminado un libro que leía a intervalos sobre la historia de un descubrimiento científico (devenido recientemente, aunque quizás demasiado tarde, en fenómeno social): "El Calentamiento Global" de Spencer Weart. Y también me he terminado la trilogía de El Éxodo de los Gnomos, de Terry Pratchett, literatura supuestamente juvenil. Reconozco que puede ser un poco para frikies (no tanto, ni de lejos, como su saga del Mundodisco), pero la primera parte, Camioneros, es uno de los mejores libros que he leído. Dicen que las segundas partes ... Esta se llama Cavadores. Sin embargo la tercera, La Nave, que es la que he leído estos días, vuelve a estar a buen nivel.

Y aquí tenemos otro año recién inaugurado... ¡Que lo disfrutemos!