Calpedalea

Hoy hemos visitado las tierras de Mel O'Cotton. El nombre invita a recorrerlas caminando, cosa perfectamente recomendable, pero también es muy buen sitio para pedalear, sobre todo si tienes la suerte de contar con un guía que se conoce cada pista, cada sendero, barrancos, masadas, árboles, fuentes, etc. tras años de recorrer la zona en bici o andando un fin de semana sí y otro también. La ruta que hemos hecho, unos 70 km prácticamente todos por pista, y no sé cuántos metros (pero bastantes) de desnivel, nos ha llevado a visitar cuatro de los árboles monumentales de la zona, saliendo de Calanda y pasando por Berge y Alcorisa, y otros parajes de sobria belleza, en un día soleado y fresco estupendo.

Muy buen país, aunque algo castigado: la chimenea de la térmica se ve todo el tiempo, hay cicatrices de antiguas minas a cielo abierto, y huele a menudo a purines. ¡A ver cuándo se instalan digestores para convertir todo eso en biogás!

Y muy buena gente. ¡A ver cuándo volvemos a pedalear para ganarnos otro re-desayuno (carajillo incluido) y otro asado!


Costumbres - el Monte Blanco en otoño

Ayer finalmente cumplí de nuevo con la tradición y subimos al Moncayo, que hacía honor a su nombre (Monte Blanco). Tanto es así que no pudimos hacer la ruta habitual por estar bajo palmos de nieve, así que subimos desde el Monasterio de Veruela a Agramonte, de ahí al Santuario, bajamos hasta San Martín, luego por pista a Lituénigo y combinando carretera y pista a Vera y de vuelta al Monasterio, que nos sobró tiempo para visitar. Unos 60 km en un día espléndido con una singular mezcla de nieve y bosques otoñales, sobre todo los robles.

Sólo siento dos cosas:
  • No haber tenido los reflejos de hacer una foto en el monumental atasco de coches cerca del Santuario (en Haya Seca) para subirlo aquí con el título: "Cochistas disfrutando del día como sólo ellos saben hacerlo."
  • No haber podido estar aquí, por no disponer del don de la ubicuidad.
Y, como de costumbre, os pongo algunas fotos que espero que os gusten.


Sin palabras


... aunque si vemos alguna luz al final del túnel, hasta ahora ha sido gracias a las Palabras. Que los hechos las acompañen.

Despedida de Tres en Un Burro

Hace unos dos años un amigo me dejó su Brompton para volver a casa una noche de jueves. (Casualmente anteayer me la tuvo que volver a prestar.) Antes de aquello, yo le veía tan relajado y feliz en su bici que le envidiaba (sanamente) mientras pensaba que mientras que tuviese que llevar a los peques al cole yo no podría hacer lo mismo.

El viernes de aquel jueves hace casi dos años le tenía que devolver la bici, así que me dispuse a caminar con ella al lado hasta el cole, y luego ir al trabajo en bici. A los cinco minutos, y ante la perspectiva de andar media hora con la bici al lado, pensé: "¿No nos podríamos subir los tres?". Aquella ocurrencia me cambió bastante la vida, como ya he contado aquí desde el primer momento.

Hoy ha sido seguramente el último día que nos hemos subido los tres a la bici. Hace mucho que no lo hacíamos, pero estaba pendiente poner una foto prometida...

Por una parte me entristece. Como cuando empaqueté la mochila de llevar niños en las excursiones. Son páginas de un libro que sabes que ya no vas a volver a leer. Creo que hoy he estado algo irritable...


Pero, en realidad, si lo pienso bien, me alegra mucho más de lo que me entristece. Uno a uno, mis hijos se bajaron de mi bici en poco tiempo, para subirse en las suyas. El de 12 años pedalea sin manos, con la típica mochila destroza-espaldas-infantiles en la barquilla, como un auténtico bicicletero, y gana en verano carreras a chicos mayores y mucho más grandes que él. La de 8, además de ir en su bici al cole, también puede subir a Guaso desde L'Aínsa, cuando algunas amiguitas suyas apenas han abandonado los rodines. En una de las fotos la véis en la plegable de su madre, que también se apuntó a pedalear a la primera ocasión, y que es quien nos ha hecho las fotos con santa paciencia, siguiendo mis crípticas indicaciones ("sólo tienes que mantener disparado mientras nos sigues con el objetivo, que no nos movamos del cuadro, cuando nos vamos acercando puedes abrir el zoom, bueno mejor eso lo dejamos...").

Y, lentamente, se van añadiendo otro ciclista urbano más, y otro, y otro... con el poder que tiene el ejemplo, el ejemplo de mi amigo, mi ejemplo, el ejemplo de Juan, el de Isa, tu ejemplo.

(Suena una versión para saxo alto de Imagine en mi ordenador.)