Pétalo molar

Me gusta salir a pedalear la mañana de uno de cada dos fines de semana aproximadamente, y me gusta hacerlo saliendo con la bici desde casa. Pero también me gusta ir a algún sitio interesante y diferente. Por eso me he planteado el "proyecto" de dibujar en el mapa una "margarita" con centro en Zaragoza y "pétalos" que supongan un recorrido sugerente y algo exigente. Incluyo, de las ya relatadas, la ruta de Goya a Fuendetodos, yendo por la Huerva y volviendo por las Planas, la ruta a los montes de Zuera y la ruta a la sierra de Alcubierre.

Hoy añado la ruta (el "pétalo") por la estepa sur de Zaragoza que permite visitar las Planas y la Muela (las dos "muelas": sedimentos marinos elevados, que sobresalen en el valle porque su dureza les ha hecho resistir la erosión). Es un sitio muy recomendable en un día anticiclónico de invierno, como fue este sábado, que son días de tremenda inversión térmica: en el fondo del valle se instala una niebla deprimente y heladora, mientras a cierta altura se disfruta de cielos azules y solazo, con el aire bien fresco pero sin viento, todo un lujo para pedalear. Si la suerte acompaña, además el aire está limpio y se ve hasta el infinito y más allá.

Otro "proyecto" que tenía era organizar las rutas en algún sitio como Wikiloc, en lugar de tenerlas en Google Maps, que era una solución temporal... No sé cuando lo haré, pero he encontrado una motivación inesperada: los mapas que he subido suman casi diez mil visitas, muchas más de las que atrae esta bitácora, y el "cliente" siempre tiene la razón.


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De Zaragoza a la sierra de Alcubierre, Perdiguera y el vedado de Peñaflor

En el aniversario del día en que deseé que existiese un cielo al que subir con una escalera me acerqué todo lo que pude, ascendiendo a la cima del Pelupín con mis hijos mayores y unos queridos amigos (a pie, con raquetas, desde el túnel de Cotefablo, pero este verano subiré en bici desde Broto, que ya he visto cómo hacerlo).
Aparte de magníficas vistas de la Sierra Tendeñera y el macizo de Monte Perdido, mirando hacia el sur se veía hasta Zaragoza, concretamente Perico nos señaló la aguda punta de San Caprasio (a la que he subido varias veces, la primera el día en que se anunció el evento más acojonante descojonante desde los reyes católicos - del que no se desdicen porque con unas elecciones a la vuelta de la esquina quedaría feo, y además rectificar es de sabios).
Aquí podéis verlo, aunque será poco más de un pixel un poco a la derecha del centro de la imagen:

El caso es que me entraron ganas de volver, y atendiendo los sabios consejos de Perico combinarlo con un recorrido por todo lo alto de la sierra de Alcubierre, Monte Oscuro incluido, y con la visita al alto del Campillo en el vedado de Peñaflor, pasando por Perdiguera. Y ya puestos, como empieza a ser costumbre, hacerlo pedaleando desde casa. Hoy ha salido un día propicio y me he puesto a la faena a las 9:00, poco después de amanecer, terminando a poco más de las 17:00, con el sol a punto de ponerse. Quizás sea la emoción del momento, pero diría que es la mejor ruta saliendo desde mi hogar zaragozano que he hecho hasta la fecha, tanto por la interesante variedad paisajística como por la tonificante exigencia física que suponen los 115 km y más de 1200 m de ascenso acumulado. Como diría Vélocio: "Después de un largo día en mi bicicleta, me siento fresco, limpio, purificado. Siento que he establecido contacto con mi entorno y que estoy en paz. En días así estoy impregnado de un profundo agradecimiento por mi bicicleta. Incluso si no me divirtiera pedaleando, aún así lo haría por conseguir la paz en mi mente. ¡Qué maravilloso tónico es estar expuesto a luz brillante del sol, a la lluvia, al asfixiante polvo, a las gotas de niebla, al aire rígido, a los vientos que te castigan!"
A continuación incluyo el mapa de la ruta (un pétalo más de la margarita alrededor de Zaragoza que pretendo dibujar) y las fotos (de muy mediocre calidad, lo lamento, llevaba la cámara de juguete y mal ajustada):




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Por cierto, desde el Pelupín también se veía el Moncayo... ;)

Postdata críptica ma non troppo: más de cinco años ha que inopinadamente se me metió un palo en la rueda. Ardua es la tarea de reparar los daños. Se necesitan radios nuevos para reemplazar los rotos, y enmendar los doblados. Reaprender a pedalear es uno de los radios nuevos que más me gusta como me ha quedado. Hoy recordaba la satisfacción que sentía al completar el recorrido del meandro de Ranillas, y luego extenderlo hasta Monzalbarba yendo por la margen izquierda y volviendo por la derecha, o al llegar al Burgo de Ebro por el canal y volver por la orilla del Ebro. O cuando conseguí subir hasta San Nicolás de Bujaruelo... Esto pensaba cuando llegaba hoy a casa tan fresco, sin la menor molestia, sólo con una placentera sensación de hambre. También estoy aprendiendo a tocar un instrumento musical (el saxofón para más señas). El otro día, que lo toqué un rato en una de las reuniones familiares de estas fechas, me llenó de orgullo y satisfacción que me dijeran que alucinaban con que a mi edad y sin tener ni idea de música estuviera aprendiendo, creo que me voy a apuntar a la banda de la escuela. Y, sobre todo, me he abierto a nuevas amistades que han enriquecido mi vida, y espero que sea mutuo. Unos pocos radios aguantaron el golpe, muy especialmente la familia. En algún momento les he hecho menos caso del que merecían, tan ocupado con los otros, aunque soy consciente de que sin ellos me habría quedado sin rueda, así que he de reajustarlos, reforzarlos y mantenerlos con el máximo mimo. Al rodar sigo notando frecuentes traqueteos y botes, pero no son culpa de los radios nuevos o de esos pocos radios de valor incalculable que han aguantado, sino de los que falta reponer y los que he de rectificar. Empiezo 2011 con el buen propósito de acabarlo con la rueda de mi vida en mejor estado, al igual que 2010 acabó netamente mejor de lo que empezaba, y también 2009, 2008, 2007...