Ya lo advierto al margen: el uso de la bici es muy adictivo... Cuando me he visto privado de ella accidentalmente la he echado de menos. No es esfuerzo ni sacrifico, créeme. Ahora para mí lo que es (sería) un esfuerzo insoportable es meterme en un atasco con el coche, o enlatarme en un autuzsabus. Pasear también está bien, pero se tarda mucho más (aproximadamente el triple), con frío no te calientas tanto como con un pedaleo enérgico, y con calor no te refrescas con la brisa que te acaricia si te dejas rodar.
Tienes razón, es adictivo... cuando he tenido que ausentarme de Zaragoza y de mi bici, se me iban los ojos detrás de todos los ciclistas que pasaban... ¡qué se habrán pensado que imaginaba!... yo sólo echaba de menos mi bici
Enhorabuena! por el parto, el que la sigue la consigue!
ResponderEliminarSiempre me ha parecido curioso, como paseante nato, ver a esos esforzados ciclistas de invierno, ciclistas "sí-o-sí" diría yo
ResponderEliminarYa lo advierto al margen: el uso de la bici es muy adictivo... Cuando me he visto privado de ella accidentalmente la he echado de menos. No es esfuerzo ni sacrifico, créeme. Ahora para mí lo que es (sería) un esfuerzo insoportable es meterme en un atasco con el coche, o enlatarme en un autuzsabus. Pasear también está bien, pero se tarda mucho más (aproximadamente el triple), con frío no te calientas tanto como con un pedaleo enérgico, y con calor no te refrescas con la brisa que te acaricia si te dejas rodar.
ResponderEliminarTienes razón, es adictivo... cuando he tenido que ausentarme de Zaragoza y de mi bici, se me iban los ojos detrás de todos los ciclistas que pasaban... ¡qué se habrán pensado que imaginaba!... yo sólo echaba de menos mi bici
ResponderEliminar