Sólo emite FELICIuDAD

Queridos amigos, cumpliendo mi compromiso, hoy voy a abordar la causa principal por la que me he echado al ciberespacio, teclado en ristre, con el propósito de deshacer agravios, enderezar entuertos, enmendar sinrazones, mejorar abusos y satisfacer deudas. Sea pues, y excusadme por la longitud del texto, que, no obstante, se lee en menos de dos minutos, seguidos de un tiempo indefinido de reflexión, o/y de búsqueda y disfrute (ojalá) de mis habituales y a veces sutiles juegos de palabras (que gustos hay para todo...)

¿Cuánto CO2 se deja de emitir si se sustituyen dos desplazamientos diarios de 5 km en coche particular por bicicleta?

El cálculo es bastante sencillo con mínimos conocimientos, sobre el consumo de combustible normal de un coche moderno en recorridos urbanos y un poquito de química. El resultado son dos kilogramos, aproximadamente. Si esto se hace todos los días laborables, el total son unos 400 kg al año, que viene a ser más de la tercera parte de las emisiones de CO2 sostenibles por persona (que, dicho sea de paso, son muy inferiores a las emisiones promedio, y no digamos a las emisiones promedio en los países desarrollados). Nada menos. Así que no es de extrañar que las políticas de lucha contra el cambio climático hayan visto la bicicleta como un arma crucial (vuelvo a destacar la declaración de Berna, y estos días he ido viendo otras Nobicias, a medida que los nuevos alcaldes iban tomando posesión, no sé ni me importa si sólo se quieren poner medallas).

No obstante, como estamos acostumbrados a que se nos pida que apaguemos la tele del todo (que no la dejemos en standby), que no tengamos la nevera abierta mucho rato, que apaguemos las luces al salir de la habitación, que cambiemos las bombillas (y que cerremos el grifo mientras nos lavamos los dientes, que dejemos de fumar, que no nos mordamos las uñas, etc.), me temo que muchos, si nos piden que vayamos en bici, dirán: ¡pues que arreglen primero la contaminación de las centrales térmicas, y a mí que me dejen en paz! Particularmente opino que todos somos libres y responsables de nuestros actos, así que cada cual verá a qué recomendaciones o peticiones hace caso, y por qué.

Yo he hecho una cuentecica para saber qué porcentaje de mi consumo de electricidad doméstico (unos 800 kWh anuales, que creo que es tirando a bajo) tendría que ser generado íntegramente por fuentes renovables para que el resultado fuese equivalente a sustituir 10 km de coche por bici, los días laborables. Para esto hacen falta unos pocos conocimientos más, y el resultado es este, en dos palabras:

TO DO.

Así que manos a la obra, pongámonos a hacerlo. Yo seguiré procurando minimizar mi consumo (apagaré las luces que no necesito, no me instalaré aire acondicionado, sólo trasladaré mi mente, pero no mi cuerpo, a destinos remotos, etc.), pero sabiendo que, de todas esas cosas, la más eficaz, con diferencia, es ir en bici o caminar, en lugar de abusar del CO2che, en mis desplazamientos urbanos. Y encima me encanta y me sienta muy bien. Y casi siempre tardo menos tiempo. Y es gratis. (Cuando se requiera la inversión de comprar una bici, téngase en cuenta que ésta se amortiza en muy pocos depósitos... y se la puedes pedir a la DGT para que te la regale.)

Este artículo tenía un título alternativo (pero al final he preferido el que he puesto): "sin CO2, con dos ...". Permitidme concluir aludiendo al valor necesario para echarse a la calle en bici. Si se hace con prudencia, y de forma adecuada a las habilidades y confianza de cada cual, moverse en bici no es más peligroso que ser peatón o motociclista, por poner dos ejemplos. El valor es más bien necesario para superar los prejuicios y avanzar contra la corriente de vagancia, conformismo y acomodación creada alrededor del coche, que es un invento muy útil, para usarlo, no para abusar de él abusando de nuestro entorno y el de nuestros hijos y nietos.
Sed valientes. Dejad aparcado el CO2che siempre que podáis, y pedalead, o caminad, relajados y felices. Nada es más rentable, para el planeta y para vosotros mismos, aunque sobre esto segundo hablaremos otro día, cuando le toque su turno a la máquina del tiempo.