Siniestro total

Este verano, otra vez, como antaño, se me metió un palo en la rueda. Pero esta vez el trompazo ha sido mayúsculo. En algún momento la declaración de siniestro total parecía oportuna. Magullado y abatido contemplo mi bici y apenas la reconozco, ni siquiera parece una bici. No parece tener arreglo. Las horas pasan y sigo sentado frente a ella sin saber qué hacer. Empieza a oscurecer y hace frío. Trato de reparar provisionalmente el cuadro utilizando el palo, el dichoso palo, pero no funciona. Mejor lo quemo, me dará un poco de calor esta noche. Mañana será otro día.

(Continuará... O tal vez no.)

(Eso depende de que se me ocurra una buena continuación,
y un final, a ser posible feliz, para esta historia.
Se aceptan sugerencias.
Entre tanto, procuraré volver por aquí más a menudo que en estos últimos meses.)

1 comentario:

  1. seguro que cerca de tu casa hay un buen taller de bicis donde te la pondrán a punto en un pispás.
    ánimo!

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